¿Puede alguien tener demasiada inteligencia emocional? Un estudio reciente sugiere que las personas jóvenes con altas habilidades emocionales (Ability EI) tienden a responder de forma más intensa frente al contenido emocional en redes sociales. Para estudiantes y profesionales en Colombia, comprender esta dinámica abre puertas para mejorar bienestar, comunicación digital y gestión emocional en ambientes conectados.
Qué reveló el estudio sobre inteligencia emocional y reactividad
La investigación examinó a 189 adolescentes de 16 a 18 años, quienes navegaron una «timeline» artificial con publicaciones positivas y negativas, y reportaron cómo les hacía sentir cada una. Los resultados mostraron que quienes tenían una mayor habilidad para manejar emociones (Ability EI) tendían a manifestar reacciones más amplificadas, tanto para contenido positivo como negativo. En cambio, las mediciones de autoconciencia emocional (Trait EI) no predijeron esas reacciones.
Esta evidencia respalda la llamada «hipótesis de la hipersensibilidad», que plantea que quienes son emocionalmente más hábiles pueden ser más sensibles —no más resistentes— frente a estímulos emocionales.

Implicaciones para bienestar y uso digital consciente
Aunque la amplificación no es necesariamente negativa, se torna una doble filo: por un lado puede hacer que las buenas noticias se sientan más gratificantes; por otro, puede aumentar la vulnerabilidad ante noticias duras, conflictos o discursos agresivos en redes. El estudio sugiere que esa sensibilidad exagerada podría mediar la relación entre inteligencia emocional de habilidad y el bienestar subjetivo, especialmente cuando las personas experimentan reacciones positivas intensas.
Por tanto, en entornos académicos, laborales o de redes profesionales, esta dimensión debe tenerse en cuenta para diseñar intervenciones de regulación emocional —no solo de desarrollo de capacidad— que acompañen la navegación consciente del mundo digital.
Consejos prácticos para estudiantes y profesionales en Colombia
- Desarrollar regulación activa: No basta con reconocer emociones con facilidad; es clave entrenar estrategias que modulen su impacto. Técnicas como reencuadre cognitivo, respiración consciente o pausas digitales pueden ayudar a moderar reacciones intensas.
- Monitoreo del consumo emocional: Seleccionar conscientemente qué tipo de contenido ver, evitar sobreexposición a noticias negativas y usar “filtros emocionales” personalizados puede ser una buena práctica.
- Capacitación institucional: En universidades y empresas, incorporar talleres de inteligencia emocional que no solo aumentan la sensibilidad, sino que también enseñen cómo regular ante contenido digital.
- Reflexión crítica sobre redes sociales: Comprender que la plataforma misma magnifica lo emocional puede crear espacios de conversación responsable, autocuidado y ética digital.
Este estudio nos invita a repensar la inteligencia emocional en el ecosistema digital: no solo como una cualidad protectora, sino como algo que puede amplificar nuestras reacciones emocionales frente a las redes sociales. Para estudiantes y profesionales en Colombia, esto es una llamada a incorporar no solo formación emocional, sino también estrategias de regulación avanzada para caminar con equilibrio en el mundo hiperconectado.
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